Musicoterapia Prosocial y Alzheimer

«La experiencia de intervención musicoterapéutica que presentamos ha sido llevada a cabo de Octubre 2012 a Junio 2013 en la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer y otras Demencias de Molina de Segura».

Se ha realizado una intervención grupal (con 14 usuarios de media) durante 108 sesiones de 60 minutos cada una.

El objetivo principal de todas nuestras sesiones ha estado siempre claro: estimular su memoria para agradecer todo lo bueno recibido y vivir esta etapa presente con esperanza. Para ello hemos diseñado un proceso para abordar, mediante experiencias sonoras y musicales, los ítem más significativos de la Prosocialidad según define R. Roche, que se manifiestan en una “presencia positiva y de unidad”, constatando que esta intervención mediante “Musicoterapia Prosocial (MTP)” es capaz de operar cambios significativos en la percepción y vivencia personal en relación con los demás usuarios y con la institución.

1. Escuchar, cantar y bailar las canciones de su juventud

musicoterapia prosocial y alzheimer
Domingo Pérez Bermejo, musicoterapeuta que nos habla de la musicoterapia prosocial.

La experiencia de trabajo en AFAD MOLINA con personas con alzheimer y otras demencias no ha podido ser más intensa y estimulante a lo largo de las 108 sesiones que hemos llevado a cabo desde octubre de 2012 a Junio de 2013. El esquema de trabajo ha tenido un hilo conductor: apoyarse en la música imborrable de estas personas y esa música no es otra que la que experimentaron cuando tenían entre 20 y 30 años, allá por los años 1945 hasta 1960. Así que hemos ido realizando un listado de las canciones más populares (hasta un total de 35 canciones) y alrededor de ellas vamos desarrollando sesiones que están muy estructuradas pero que permiten momentos de improvisación y creatividad (Schapira, 2007, 151-ss).

Estas canciones han sido capaces de provocar muchos recuerdos en estas personas. Pero no sólo las canciones, que presentamos y trabajamos en la primera sesión de la semana (trabajamos el lenguaje, el sentido de la canción, su ritmo, su melodía, la acompañamos con instrumentos), también hemos ido escribiendo pequeños cuentos en prosa y en verso que desarrollan y presentan algunas de las experiencias que ellos tuvieron y algunas de las actitudes que queremos trabajar y que utilizamos en la segunda sesión semanal.

La tercera sesión (última de la semana) es el recuerdo de lo anterior y la celebración de algún aspecto importante que ha surgido en las anteriores sesiones. Siempre con la canción de la semana como hilo conductor.

El objetivo principal de todas nuestras sesiones ha estado siempre claro: estimular su memoria para agradecer todo lo bueno recibido y vivir esta etapa con esperanza. Por eso son tan importantes testimonios como el de una usuaria que, al terminar una de las sesiones, resumió su estado emocional con esta frase:

“¡Qué corazón más grande se nos queda!”. 🙂

Al final, lo que nos importa es contribuir a mejorar su calidad de vida, ayudarles a vivir con alegría su día a día, a relacionarse con los demás desde el respeto y la empatía. Y eso lo consigue con mucha facilidad el escuchar, cantar y bailar las canciones de su juventud. También los momentos de escucha de música clásica y los comentarios y puestas en común que todo ello provoca.

Escucharlos con atención, provocar su sonrisa, pronunciar y dirigirnos a cada persona cantando su nombre, son buenos ingredientes que han hecho de este taller una hermosa experiencia de intervención musicoterapéutica.

 2. Musicoterapia prosocial  y Alzheimer (MTPRO)

Es el camino grupal que hemos recorrido y que ha surgido de la matriz creativa de cada individuo en interacción con la de los demás, una interacción dirigida hacia la PROSOCIALIDAD, que tiene como consecuencia fundamental la de una PRESENCIA POSITIVA Y DE UNIDAD (Roche, 2004, 42).

Así hemos definido nuestra propuesta de musicoterapia prosocial, como “un proceso sistemático de intervención en los ámbitos de la prevención, la rehabilitación o el tratamiento en donde el terapeuta ayuda a sus clientes, desde la experiencia musical, a conseguir una presencia positiva, de unidad, entendida ésta como proximidad psicológica, atención, escucha profunda, empatía, disponibilidad para el servicio, la ayuda y la solidaridad, en la medida de las capacidades de cada persona” (Pérez, 2011-b, 4).

Este ha sido el movimiento experiencial que se ha dado en todas las sesiones, siendo nuestro punto de partida siempre el núcleo creativo de cada usuario, capaz de activar curiosidad, imaginación, capacidad de observación, inspiración, flexibilidad, decisión, independencia, aceptación de la limitación, persistencia, iniciativa, asertividad… de cada uno y del grupo (Roche, 1995,  99-ss). El musicoterapeuta, a partir de ahí, ha permanecido atento a la evolución de las ondas expansivas de cada usuario y del grupo intentando avanzar dinámicamente hacia la personalidad y la convivencia prosociales.

Musicoterapia Prosocial y alzheimer.
Musicoterapia Prosocial y alzheimer.

Fig. 1: Mapa conceptual de Musicoterapia Prosocial (Pérez, 2011a, 52-ss)

La activación de la creatividad personal y grupal da paso a procesos de comunicación a través de la música en los que se han propiciado las experiencias de escucha profunda y emisión de calidad lo suficientemente intensas como para que los usuarios se sientan predispuestos a dar y recibir, a realizar una valoración positiva del otro, a fijarse en formas de actuar prosociales.

Estas actitudes, convertidas en hábitos, abren la puerta de nuevas experiencias vitales como el experimentar el propio valor y el de los demás, aumentando autoestima y heteroestima; sentirse más cerca de los compañeros, apareciendo la empatía; también surgen sentimientos de seguridad que les permiten defender sus puntos de vista asertivamente; sentirse cerca del resto de la humanidad, estar atentos al sufrimiento, necesidades o peticiones de los demás con el surgimiento de la solidaridad, también se han hecho presentes en las sesiones. Incluso han tenido alguna experiencia de presencia positiva y unidad, de prosocialidad plena.

En cualquier caso, estos procesos ni son lineales ni son generalizables pues cada persona usuaria, en interacción con los demás, ha ido realizando su propia expansión, pasando cada cual por diferentes etapas, dada la inestabilidad que provoca en todos los órdenes el Alzheimer en nuestros usuarios. Pero todos han estado inmersos en un ambiente propicio para la búsqueda, el surgimiento y el acrecentamiento, lo más claramente posible, de la prosocialidad. Es más, podemos afirmar que han tenido la experiencia de que es posible vivir prosocialmente en su situación vital.

El ambiente propiciado por todo el equipo de profesionales de AFAD ha hecho que nuestro trabajo en torno a la prosocialidad sea más fructífero.

Por otra parte, esta meta de la prosocialidad con estos usuarios no se plantea como la meta a la que se llegará después de la intervención, sino como una ayuda para vivir el aquí y el ahora de cada usuario que, por la evolución de la enfermedad, tiende inexorablemente a la degradación y pérdida de sus posibilidades y competencias lingüísticas, sociales, físicas y emocionales.

 3. Beneficios de la intervención musicoterapéutica

Los beneficios potenciales son múltiples (Davis, 2006, 141; Mercadal, 2008, 25-26). Después de esta larga intervención de 108 sesiones, podemos afirmar que muchos de estos beneficios se han hecho patentes a menudo en nuestros usuarios.

Repasemos brevemente:

a) Estimulación de la memoria y de la reminiscencia gracias a los recuerdos promovidos por la música. Son muchas las ocasiones en las que la canción utilizada ha evocado recuerdos de la niñez y juventud de nuestros usuarios, de sus guateques en casa de las amigas, de sus paseos los domingos, de las tardes lavando la ropa en la orilla del río, de su casa, sus costumbres… Han sido innumerables los recuerdos evocados, acompañados la mayoría de veces por un sentimiento de alegría y de gozo.

b) Como actividad creativa fomenta la autoestima y hace tomar conciencia de las capacidades y potencialidades vigentes. Muchas actividades han propiciado a expresión personal en forma de canto, de baile, de opinión delante de todo el grupo, propiciando el sentimiento de autoestima, que siempre hemos apoyada señalando cualquier aportación o expresión de cada usuario.

c) Mejora las funciones motoras y sensoperceptivas.  La utilización constante de pequeños instrumentos de percusión nos ha ayudado a conseguir esta mejora, así como la escucha de música editada o los momentos de relajación con música que hemos realizado.

d) Fomenta las relaciones interpersonales, facilita y promueve la comunicación y las relaciones sociales. Al ser uno de nuestros objetivos fundamentales, le hemos prestado mucha atención, propiciando una constante comunicación y relación de los usuarios entre sí, remarcando la búsqueda y expresión de los aspectos positivos de cada usuario por parte de los demás compañeros del grupo.

e) Con el aumento de la autoestima, aumenta la seguridad en uno mismo ya que la música suele actuar como disparador de pensamientos positivos e ideas creativas. La atención constante a los pensamientos positivos, a la memoria agradecida, al vivir el aquí y el ahora de forma positiva y esperanzada han sido nuestros mayores esfuerzos en el desarrollo de las 108 sesiones realizadas. La elección de canciones ha estado siempre precedida de esta intención, utilizando aquellas que mejor nos facilitaban estos objetivos.

f) Se producen cambios emocionales positivos y un mayor dominio de las emociones. El grupo ha sido muy estable emocionalmente durante todas las sesiones. Nuestra intervención ha sido capaz de contener accesos de ira, desgana, tristeza, pesimismo, hiperactividad… La respuesta de los usuarios ha sido muy positiva.

g) Mejora las funciones motoras, perceptivas sensoriales: el ritmo, elemento dinámico de la música sirve de estímulo en procesos psicomotores, consiguiendo una mayor coordinación de los movimientos. Con la utilización de los instrumentos, de ritmos corporales, del canto, no sólo ha mejorado el ritmo particular de cada uno sino también el grupal. El canto es capaz de poner de acuerdo al grupo de forma rápida en la coordinación de sus movimientos.

h) Favorece y estimula el desarrollo intelectual y cognitivo. Un ejercicio habitual en todas las sesiones ha sido el brindar la letra de canciones y relatos a los usuarios, animar a la lectura conjunta de todos ellos, intentar ofrecer explicaciones sobre lo que esos textos nos dicen, completar (con su propia experiencia) los datos que se ofrecen (listados de utensillos, de flores, de juegos, de costumbres…)

i) Actúa como elemento relajante frente a desequilibrios nerviosos y problemas de estrés. Ha sido un beneficio palpable en todos los participantes, que han esperado con ilusión el momento de las sesiones de musicoterapia y que han quedado relajados al término de todas ellas, de forma generalizada y constante, consiguiéndose un grupo muy estable y compactado.

4. Características de nuestra intervención

Cuatro son las notas que podríamos resaltar del esquema de nuestra intervención:

  • invariable,
  • creativo,
  • grupal,
  • lúdico – festivo.

Nuestra intervención se ha desarrollado dentro de un esquema INVARIABLE: Una acogida donde lo principal era el saludo a cada usuario cantando su nombre. El desarrollo de la sesión con la canción escogida esa semana como hilo conductor y la despedida con la misma canción siempre. Y esta característica es muy importante para un grupo de personas como nuestros usuarios que tienen muchas dificultades a la hora de la orientación de la realidad. Este esquema les ha dado confianza y tranquilidad y ha sido asumido con total normalidad.

Se trata, al mismo tiempo, de un esquema CREATIVO. El que las partes estén perfectamente definidas de antemano no indica que las sesiones fuese iguales. Nada más lejos de la realidad. Cada sesión es una nueva oportunidad de interacción del grupo, de un nuevo diálogo verbal y musical, de poner en marcha las capacidades de cada uno para aportar algo. El desarrollo siempre ha sido en cada sesión diferente pues nuestra actitud ha sido la de proponer y esperar sus respuestas que provocaban, seguidamente, las nuestras, y así en continuo diálogo hasta, incluso, caminar la sesión por derroteros que no habíamos propuesto, como ocurre en cualquier diálogo con otras personas.

Hemos explorado todas las posibilidades que ofrece un esquema GRUPAL de intervención. Por las características del grupo y del centro, nuestra intervención ha sido siempre grupal, por lo que el esquema ha sido pensado para que sea el grupo el que participe e interactúe, con espacios, tiempo y pautas adecuadas para ello. Un esquema grupal que nos ha propiciado poco a poco ir respondiendo también a la realidad individual de cada uno de los participantes gracias a que la intervención ha sido desarrollada durante 108 sesiones cuya duración habitual era de 60 minutos.

Por último, podemos señalar que nuestro esquema ha sido LÚDICO-FESTIVO. Todo el tono de nuestra intervención siempre ha sido lúdico, festivo, desenfadado, alegre, cariñoso, de confianza en el lenguaje corporal, musical y hablado, en la forma de dirigirnos a cada usuario, en nuestra actitud. De forma que el esquema adquiría su culmen con la canción de la semana y descendía hasta la despedida en un ambiente, que también iba creciendo, de alegría.

5. Conclusión

La musicoterapia prosocial que hemos llevado a cabo en esta intervención nos ha convencido de que es posible mitigar-enlentecer los efectos del Alzheimer con la ayuda de la música, en una intervención musicoterapéutica que procure en el grupo de participantes la vivencia de una presencia positiva y de unidad. Hemos reconocido en ellos, en muchos momentos, destellos de alegría y de esperanza que han justificado sobradamente nuestra intervención y han convencido a AFAD MOLINA para seguir haciendo un esfuerzo porque esta intervención siga adelante.

6. Biografía

Betés de Toro, M. (2000). Fundamentos de la Musicoterapia. Madrid: Morata.

Davis, W., Gfeller, K. y Thaut, M. (2006). Introducción a la Musicoterapia: Teoría y Práctica. Barcelona: Boileau.

Mercadal M. y Martí P. (2008). Manual de Musicoterapia en Geriatría y Demencias. Barcelona: Monsa-Prayma.

Pérez Bermejo, D. (2011a). Programa de Intervención Musicoterapéutica breve para el Incremento de la prosocialidad, dentro del programa de Acción Tutorial. Publicado en “Rincón de las Tesinas”: http://www.isep.es/master_en_musicoterapia/

Pérez Bermejo, D. (2011b). Desde la Autoestima a la Solidaridad. Un viaje muy especial. Musicoterapia para la prosocialidad. Trabajo no publicado.

Roche, R. (1995). Psicología y Educación para la Prosocialidad. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona.

Roche, R. (2004). Inteligencia Prosocial. Educación de las emociones y valores. Barcelona: Universitat Autònoma de Barcelona-Bellaterra.

Schapira, D., Ferrari, K., Sánchez, V., Hugo, M. (2007). Abordaje Plurimodal. Argentina: ADIM Ediciones.

 

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