La inclusión de la musicoterapia en el ámbito laboral y sus beneficios

musicoterapia en el ámbito laboral
musicoterapia en el ámbito laboral

Se propone, desde la disciplina musicoterapéutica, un acercamiento a los alcances del sonido y la música en ámbitos laborales, como herramienta eficaz para la prevención de agentes estresores, así como para el tratamiento de síntomas derivados de las exigencias laborales (síndrome de fatiga crónica, síndrome de burn out, síndrome de stress post-traumático, entre otros)

Se exponen a continuación los fundamentos que ubican al elemento sonoro/musical como herramienta apta para facilitar, promover y estimular cambios a nivel neurofisiológico y psicoemocional, beneficiando el clima ambiental y las relaciones interpersonales en situaciones laborales.

La música actúa en múltiples planos; pero los 2 niveles recién mencionados nos ofrecen una importante referencia a la hora de justificar la necesaria inclusión de la musicoterapia en  éstos ámbitos.

En cuanto al plano neurofisiológico son conocidos los efectos que la música genera cuando el individuo se expone a determinados estímulos.
En “La Música, la Mente y el Cerebro” Manfred Clynes (PHD, 1982) explica cómo la música compromete a nuestro cerebro en su totalidad.

La estructura, los intervalos, la calidad y el timbre armoniosos de la música y los patrones témporo/espaciales comprometen  nuestro hemisferio no-dominante (en la mayoría de nosotros el hemisferio derecho).

Por otro lado, el volumen que cambia rápidamente, la trayectoria exacta y rápida del tono, el tempo (pacing) y la letra son reconocidos por el hemisferio dominante (en la mayoría de nosotros el izquierdo). También añade “Que el impacto de la música también puede sentirse en nuestro latido del corazón, con la medida de nuestro pulso, que tiende a sincronizarse con el compás de la música que estemos oyendo. Cuanto más rápido el compás de la música, más rápido nuestro pulso. Él dice que de acuerdo con Jean Houston, PhD., la música eleva la estructura molecular de nuestro cuerpo. En otras palabras, el cuerpo resuena a una longitud de onda molecular estable. La música tiene sus propias frecuencias vibratorias que o resuenan o chocan con los propios ritmos de nuestro cuerpo. Cuando los dos resuenan en la misma frecuencia nos sentimos “en sintonía” y es entonces cuando aprendemos mejor, trabajamos mejor y estamos más conscientes y alertas”. La producción de serotonina y dopamina, dos neurotransmisores relacionados con la generación de  emociones positivas, también es estimulada cuando nos exponemos a melodías y ritmos que nos agradan. Ciertas investigaciones realizadas demuestran que la música es capaz de modificar la cantidad de cortisol (la hormona del stress) que hay en los organismos. Puede ser que esta hormona aumente o disminuye, según el tipo de música que se esté escuchando. Por lo tanto, escoger una música que disminuya la hormona del stress nos ayudará a estar más relajados para ejecutar una determinada tarea. La Dra. Marian Diamond, neurofisióloga de Berkeley y una de las pioneras en este campo del estudio del cerebro, ha investigado también las ciencias cognitivas y ofrece información sobre cómo cambia el cerebro fisiológicamente en relación al aprendizaje de nuevos logros y a la experiencia, para bien o para mal. Ella encontró que las experiencias de aprendizaje positivas, nutritivas y estimulantes que ofrecen oportunidades para interacción y respuesta pueden producir redes neuronales más ricas, que son el “hardware” de la inteligencia. La calidad dinámica de hacer música puede ser una de esos tipos de experiencia.

Otros efectos benéficos del uso de la música:

– Repara y estimula nuestro sistema límbico, estimula los 2 hemisferios paralelamente y aumenta la coordinación de los 3 cerebros (reptiliano, límbico, cortical)

Respecto al plano psicoemocional, está comprobado que la música puede generar determinadas ondas cerebrales que se corresponden a los estados de “calma y atención”. Adicionalmente, también contribuye a la estimulación de algunas conexiones neuronales del cerebro y a la concentración y creatividad, por tanto, de mucho  depende la elección de la música:

El gusto musical que tiene cada ser humano es sin duda la mejor guía para incrementar el rendimiento y relajarse mejor. La música proporciona la banda sonora de nuestras vidas. Nos trae recuerdos, nos levanta el ánimo y tiene un efecto muy positivo en el modo de comportarnos con los que nos rodean, tanto en el entorno personal como  educativo y empresarial.

La reiteración frecuencial de mensajes orientados a la modificación de los sistemas de creencias, mezclados con una selección de música de diversas características como vehículo único y poderoso que funciona sobre las neuronas; permite una gradual sincronización e insight de ciertos estados emocionales.

Los mensajes sonoros y musicales inciden poderosamente sobre la función cardíaca, las ondas cerebrales, la respiración, el tono muscular y consecuentemente en todos los procesos corporales. Una música de fondo suave, logra aliviar la tensión y la angustia, previniendo el stress y facilitando la liberación del temor y el rencor, peligrosos enemigos de la salud psicoemocional. El poder integrador y sanador de la música se convierte en el medicamento no químico más generoso. Ciertas métodos de corte receptivo, que utiliza la musicoterapia, como “El Modelo GIM” (imaginería guiada con música) o “La musicoterapia vibroacústica” (con cuencos tibetanos), son factibles de ser aplicados de forma dosificada en ámbitos de trabajo. Los estudios en el tema sugieren que estos métodos facilitan una ampliación de la conciencia y parecen ser capaces también de abrir circuitos secundarios de la mente que llevan al enriquecimiento de diversas capacidades humanas.

Musicoterapia: ¿Para qué nos sirve? ¿Con qué fin se aplica?

Para modificar esos patrones o pensamientos no correctos que generan alteraciones en nuestra conducta y nos hacen disfuncionales, debemos cambiar el criterio, hacer que la persona se responsabilice por sus actos y su propio bienestar. El quehacer del musicoterapeuta, en ámbitos de exigencia laboral extrema consiste en ayudar a que la persona alcance sus objetivos de la forma más gentil, amable y sencilla posibles.

La música contiene el mapa para integrar los múltiples sistemas de inteligencia, con amplias aplicaciones tanto  en la salud y  la educación, como en el trabajo y los negocios.

Mediante su uso juicioso en escuelas, lugares de trabajo y vida cotidiana, podemos estimular nuestro intelecto y abrir nuestras capacidades creativas. En su sentido más amplio la música nos revela un camino hacia un coeficiente más elevado, más amplio que cualquiera que nos hayamos imaginado antes.

Una idea frecuentemente utilizada en las empresas se asocia al lema de: “Productividad hoy más que nunca”. La misma no repara en los alcances que a nivel individual puede acarrear en las personas. Ante todo hay que entender que este postulado no implica el trabajar más duro o más aprisa, como algunos individuos piensan, sino incorporar el lema de “Productividad más creatividad hoy más que nunca”.

De hecho la musicoterapia cuenta con las herramientas necesarias para promover y facilitar en éste tipo de ámbitos un abordaje preventivo en pos de evitar las indeseadas consecuencias del stress en sus múltiples manifestaciones.

Algunos beneficios de la Musicoterapia en el ámbito laboral:

Elimina el estrés y la depresión

– Disminuye el agotamiento

– Elimina la resistencia al cambio

– Aumenta la productividad

– Estimula la creatividad

– Suaviza conflictos interlaborales

– Promueve el interés en asumir responsabilidades

– Facilita la toma de decisiones propias

– Genera motivación para trabajar en equipo y mejorar el ambiente laboral

– Estimula el desarrollo creativo de soluciones para problemas críticos

– Promueve el cambio de modelos mentales

Bibliografía consultada:

– Zenil, Enrique: “Influencia de la música en el ámbito laboral”, El Universal,Blog, México D.F, Febrero 2009

– González de Rivera, José Luis: “El síndrome post-traumático de estrés: una revisión crítica”, Ed Colex, Madrid, 1994

– Seleme de Guevara, Margaret: “El efecto de la Música en nuestro Cerebro”, GIPEM Blog, Agosto 2009

 

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